‘La que se avecina’ necesita la extremaunción

A punto de pegarse una buena galleta

La última vez que escribí sobre ‘La que se avecina’, tras el estreno de la sexta temporada, fue para augurarle un futuro muy incierto. Incluso me atreví a decir que lo que se avecinaba, en la comunidad más loca de la televisión, era el principio del fin. Y se me criticó por ello. Sin embargo quise concederle el beneficio de la duda para que conforme fueran viendo la luz más capítulos pudiese realizar un justo juicio de valor.

Después de unos cuantos emitidos, ya puedo afirmarlo con contundencia: Esta comedia se ha estancado y se avecina el principio del fin.  

La única vez que ‘La que se avecina’ doblegó a ‘Isabel’ fue en el episodio de estreno y lo achaco fundamentalmente a una eterna campaña promocional y a la curiosidad que despertó la misma. Durante las siguientes semanas, la serie histórica de La1 fue recuperando espectadores exponencialmente mientras que la comunidad de vecinos los iba perdiendo. Anoche la sitcom marcó cuota mínima de temporada y la reina máximo.

La culpa la tiene la nula capacidad para reinventarse o para saber poner fin a un producto hoy día agotado, aunque durante la quinta temporada ya diese muestras de desgaste muy manifiestas. A ‘La que se avecina’ le pasa como a ‘Aída’: ya dieron todo lo que podían ofrecer y ahora son series moribundas a las cuales no les permiten descansar en paz. Son tremendamente previsibles y por consiguiente aburridas. No tienen gracia, así de simple. Y cuando una comedia, que vive de eso, no la tiene es el momento de finalizarla.

Obviamente, ambas comedias durarán lo que Telecinco y los espectadores quieran. Después de anunciar la renovación por una séptima temporada y un futuro spin-off de ‘La que se avecina’ con parte del elenco actual, todo parece indicar que tendremos vecinos para rato. (¡Sálvese quien pueda!). Pero eso no quita que se hayan estancado y se regodeen en lo mismo de siempre: Amador ya no puede ser más gañán, Vicente más vago, Izaskun más malhablada, Coque más corto o Enrique más pringado.

 

La monarca reina en Castilla y en la tele

 

Por contra el éxito de ‘Isabel’, que se ha mostrado como una serie decente y muy entretenida, es agridulce. El respaldo de la audiencia ha sido manifiesto pero, desgraciadamente, lo más seguro es que no renueve por una segunda temporada. Es demasiado cara y los decorados se desmontaron hace meses. Una lástima.

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Fuente – Vertele
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