Nuevos religiosos con doble cara asedian la Villa de Águila Roja

Lydia Bosch: «''Águila Roja'' será un gran escaparate para mí»

Un nuevo religioso enigmático llega a Águila Roja para llevar a cabo a sus oscuras intenciones en la Villa. Algunos os preguntaréis ¿otro más? Efectivamente, otro. Salvo que para variar un poco, en este caso se trata de una mujer: la madre Isabel (Lydia Bosch) quien viaja hasta Madrid desde las colonias en América, por recomendación del pérfido cardenal Mendoza, para atender y curar a Felipe Próspero, el hijo del rey.

Su fama de sanadora milagrosa es larga en el imperio español y el monarca, que está sumido en una profunda pena, acepta esperanzado la propuesta del Cardenal Mendoza. La madre Isabel se hospedará en el palacio de la marquesa Lucrecia de Santillana como hacen absolutamente todos los visitantes con posibles que llegan a la capital de España. La presencia de la religiosa despertará la desconfianza de la aristócrata y no parará de husmear en su vida hasta descubrir  las verdaderas intenciones de la aparentemente virtuosa Isabel.

Los plebeyos, en el capítulo de hoy, recibirán la visita de unos feriantes que traen consigo un deplorable espectáculo: la exhibición de una «bestia humana». Gonzalo, maestro a tiempo parcial y padre, héroe y detective a tiempo completo, indignado por las vejaciones a las que es sometida la criatura buscará pistas sobre su procedencia y el por qué de su triste suerte.
Además, prosigue su incansable búsqueda de sus verdaderos orígenes acompañado por Sátur.
Esta vez encuentra en la celda del fraile Agustín una esfera de cristal con inscripciones numéricas. Si consigue descifrarlas, obtendrá una nueva pista que le acerque a resolver el misterio de su vida.

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